El último fin de semana largo dejó números que sorprendieron al sector turístico y encendieron lecturas económicas positivas. Con un movimiento superior al esperado, miles de argentinos viajaron por el país y generaron un nivel de gasto que aportó oxígeno a economías regionales que venían de meses de cautela y consumo moderado.
Los destinos más elegidos volvieron a ser los clásicos: Córdoba, la Costa Atlántica, Mendoza, Salta, Iguazú y el Litoral. En muchos casos, la ocupación hotelera superó el 80%, especialmente en ciudades con ofertas combinadas de gastronomía, naturaleza y actividades al aire libre. También hubo un fuerte repunte en destinos de escapada corta, como Tandil, San Pedro, San Antonio de Areco, Valle de Punilla y Termas de Río Hondo.
En cuanto al gasto, el promedio por persona mostró un incremento respecto de fines de semana largos anteriores. Entre alojamiento, gastronomía, transporte y actividades, el gasto diario individual se ubicó en un rango que combinó dos factores: una mejora en la movilidad y la decisión de muchas familias de priorizar experiencias por sobre bienes. Los pagos con tarjeta crecieron con fuerza y se posicionaron como el método dominante, mientras que el consumo en gastronomía fue el rubro que más traccionó la actividad.
Uno de los datos más celebrados por el sector fue la mayor presencia de turismo interno de “estadía media”: viajes de dos o tres noches que impulsan el movimiento comercial sin necesidad de grandes presupuestos. Si bien el turismo internacional sigue siendo fuerte en ciudades fronterizas, este fin de semana mostró un consumidor que apuesta por destinos nacionales y actividades locales.
Hoteleros y operadores turísticos coinciden en que la demanda fue más sólida de lo previsto. Algunos destinos reportaron capacidad colmada en cabañas y complejos boutique, mientras que vuelos y micros registraron altos niveles de ocupación. Aun así, el gasto fue medido: los argentinos viajan, pero comparan más, buscan promociones y aprovechan descuentos por pago anticipado.
En términos macroeconómicos, el resultado es una señal alentadora. El turismo es uno de los sectores que, cuando se activa, genera impacto directo en empleo y actividad: gastronomía, transporte, comercios, excursiones y servicios complementarios son los primeros en sentir el movimiento. Para economistas, este tipo de fines de semana largos funcionan como un termómetro del ánimo social y del bolsillo.
En definitiva, el fin de semana largo dejó un mensaje claro: aun en un contexto de cuidado del gasto, los argentinos siguen viajando y moviendo la economía cuando encuentran precios razonables y destinos atractivos. Para el sector turístico, la expectativa es que este envión se sostenga de cara a la temporada de verano.








